Hay experiencias en la vida que marcan un antes y un después. Experiencias que te revuelven, que te hacen o que, de una forma u otra, te transforman en algún aspecto de tu vida. Pero, también, hay experiencias que son una auténtica revolución y que, directamente, te cambian la vida. Experiencias que son un verdadero punto de inflexión y que después de vivirlas ya nada vuelve a ser igual que antes. Experiencias que suponen tanto aprendizaje y un aprendizaje tan enriquecedor que ya nunca vuelves a ser la misma persona. Y así ha sido mi viaje a Senegal con Unicef, una experiencia que me ha cambiado la vida para siempre.
Los mayoría de los adultos somos conscientes de los problemas que existen en el mundo: las desigualdades, las injusticias, la falta de recursos, los conflictos… Pero no es lo mismo leer sobre ello o verlo en la televisión que vivirlo y sentirlo. Os lo aseguro. Gracias a Unicef he tenido la oportunidad de ver otra parte de nuestro mundo que no estamos muy acostumbrados a ver tan de cerca, pero un mundo que desgraciadamente existe y que también es nuestro mundo.
En Senegal mueren cuatro mujeres al día por complicaciones en el parto, un dato que me impresionó mucho. Algo que aquí tenemos completamente normalizado y que supone felicidad y entusiasmo allí es tremendamente arriesgado. Los medios en los centros de salud y en los hospitales son escasos y muy limitados y apenas cuentan con médicos, con pediatras o ginecólogos que les atiendan. Las instalaciones nada tienen que ver con lo que aquí estamos acostumbrados a ver. La realidad allí es otra y es inmensamente distinta a la nuestra.
Allí mueren cada año 27.000 niños y niñas menores de cinco años por complicaciones derivadas del parto o enfermedades como la neumonía, la malaria o la diarrea. Actualmente 1 de cada 4 niños no son registrados al nacer y en las zonas rurales sólo 1 de cada 2. Esto es sólo una muestra de la realidad que pudimos ver, una realidad que Unicef trata de cambiar desde el año 1958.
Hemos visitado y conocido proyectos increíbles, apoyados todos por Unicef gracias a los donativos que reciben cada día: el comité de mamás en Nioro, la unidad canguro del centro hospitalario Albert Noyer, centros de vacunación a las afueras de Dakar o centros de acogida como la Maison Rose donde viven más de 100 niñas que han sufrido abusos sexuales, físicos y psicológicos. Una realidad tremenda que no te deja indiferente.
Pero ya sabéis que me gusta ser positiva y, a pesar de la dureza de este viaje, me quedo con muchas cosas buenas. Me quedo con la grandeza y el poder del ser humano y en especial de la mujeres senegalesas. Me quedo con la capacidad que tienen de hacer cosas muy grandes con muy pocos recursos y en condiciones muy adversas. Me quedo con sus miradas, sus sonrisas y sus ganas de vivir a pesar de todo. Y me quedo con la esperanza de que poco a poco, entre todos, consigamos mejorar aquel mundo, aquel mundo que también es el nuestro y que ojalá todos tuviésemos más presente siempre.
La ayuda llega, lo he podido comprobar con mis propios ojos, y siempre es poca. Yo he visto sólo una pequeña parte de este otro mundo, nuestro mundo, pero ese otro mundo es demasiado grande. Más grande de lo que somos capaces de imaginar. Por eso desde aquí os animo a que, en la medida de lo posible, ayudéis. Por poco que te parezca es mucho y entre todos podemos ayudarles a hacer cosas muy grandes.
Y no sólo esta experiencia me ha cambiado la vida a mí, confío en que también cambiará la vida de mis hijas y la de mucha gente que me rodea. Y eso me alegra mucho. Siempre hemos intentado que sean conscientes de la inmensa suerte que tienen y este viaje me da la oportunidad de explicarles toda esa realidad en detalle. Tengo aún muchas conversaciones pendientes, con mis hijas y con amigos, familiares o gente anónima que me lo está pidiendo. Y estoy segura de que todas esas conversaciones también ayudarán a cambiar un poquito el mundo.
Ahora yo ya he vuelto a mi vida, a mi trabajo, a mi rutina… Y todo resulta raro, os mentiría si os dijese lo contrario. La intensidad de esta experiencia ha sido brutal y he tenido la sensación de haber vivido un año en sólo siete días. Llegué agotada física y mentalmente pero estoy inmensamente feliz de que esta experiencia me haya cambiado la vida para siempre.
Gracias de corazón a Unicef por la oportunidad que me brindó aquel 12 de abril, por el regalo que ha sido este viaje para mí y para los míos y gracias también a todas mis compañeras (Sara, Marian, Lucía, Diana y Belén) que lo han puesto todo tan fácil.
Sé que nada volverá a ser igual y me alegro mucho de que así sea. Una parte de mí se ha quedado en Senegal, en África. Allí he dejado un trocito de mi corazón y de mi alma para siempre con su gente. Y también una pizca de ese otro mundo, nuestro mundo también, se ha venido conmigo. Y sabéis que… ¡nunca dejaré que se marche!
* Prometo iros contando poco a poco y mucho más en detalle todos los proyectos de Unicef en Senegal. Porque los proyectos bonitos hay que compartirlos 😉
Imágenes: propias / Unicef
Me ha encantado Nat , q experiencia tan bonita!!!!!!! Voy hablar con mi marido para hacernos socios por que como tu has dicho la ayuda llega!!!!!!!
Espero la segunda parte
¡Ha sido increíble! Y nos sabes lo mucho que me alegra leerte, entre todos podemos ayudarles mucho. ¡Un beso grande!
Ha sido una experiencia increíble y me alegro de que la hayas vivido intensamente. Tienes una sensibilidad especial y creo que es cierto, has sido capaz de transmitir la experiencia con las palabras adecuadas, y nos has llevado a la dureza de otro mundo que también es el nuestro. Gracias por este post y estoy deseando leer los siguientes 😘
¡Muchísimas gracias por tus palabras Ely! Pronto os cuento muchas más cosas sobre los maravillosos proyectos de Unicef allí, en Senegal 🙂
¡¡Tremendamente intenso ha tenido que ser Natalia, sin duda!!
Te leo y se me hace un nudo en la garganta, los datos son como una bofetada.. pero como bien dices entre todos podemos hacer mucho más de lo que imaginamos.
¡¡Ganas de que cuentes más, mucho más!!
Un besote enorme!!
Así ha sido. Intenso y maravilloso a la vez. Os iré contando cada proyecto de Unicef allí poco a poco, lo prometo. ¡Un besazo!
Qué súper afortunada haber podido disfrutar de cerca de una experiencia así, Natalia, aunque nadie mejor que tú para vivirla intensamente y explicarnos el día a día de esos países. Todos sabemos que están en desigualdad, que muere mucha gente, que viven con una sonrisa a pesar de tanta contrariedad y que con poco se conforman y que tendríamos que aprender de ellos. Pero lo que más me ha llegado ya no es solo las mujeres que mueren dando a luz que es algo que alcanzaba a imaginar si no la de niños que mueren a tan corta edad, me he quedado helada pero de verdad al leer esas cifras. Admirable la labor de los que viajan allí para ayudar voluntariamente y gracias por contarnos todo lo que hace unicef cuando les damos parte de ayuda. Los ricos tendrían que donar a estas asociaciones por ley. Sería un mundo «algo» mejor.
Un besazo grande y enhorabuena por este post,
Bea
Muchísimas gracias por tus palabras Bea. Ha sido increíble vivir una experiencia como esta y conocer de primera mano todo lo que hace Unicef con el dinero que recauda. Muy, muy emocionante. ¡Un besazo!
No me da envidia que te hayas ido de viaje, sin mi, si no que hayas sido capaz de ir a ver a quien no tiene nada fácil vivir, yo no me podría enfrentar a todo eso que has podido ver, y que me contarás en breve en persona.
diles a los de Unicef que necesitamos evento para que lo relatéis.
un besazo!
Yo lo tuve claro desde el principio, quería ir. Sabía que este viaje sería duro pero también intuía que sería un regalo para mí, para mi familia y para mucha gente que me rodea. ¡Y así ha sido!
¡Un beso!
Personalmente, para mí sería un desafío vivir una experiencia así. No sé cómo afrontaría tener cara a cara a otras personas obligadas a vivir en la extrema pobreza. Pero desde luego debe haber sido el viaje más enriquecedor de tu vida. Te seguiré leyendo.
Ha sido también todo un desafío para mí pero ha merecido la pena. Ha sido una experiencia dura pero muy enriquecedora. ¡Os seguiré contando! 🙂
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