La educación inclusiva, un derecho con el que ganamos TODOS

Seguro que en los últimos meses, como yo, has leído o escuchado el rumor de que quieren cerrar los centros de educación especial en España. Por eso hoy, día mundial de las enfermedades raras, me ha parecido un buen día para lanzar un mensaje muy claro: la educación inclusiva es un derecho con el que ganamos TODOS.

Vaya por delante que soy plenamente consciente de que estoy tratando un tema delicado, politizado (en exceso) y muy polémico pero si algo tengo claro es que la verdadera educación inclusiva es necesaria y positiva para TODOS.

No, no se trata de cerrar de un día para otro todos los colegios de educación especial que hay actualmente en España.

No, no se trata de desescolarizar a todos los niños que acuden a diario a esos centros.

No, no se trata de forzarles a ir de pronto a un colegio ordinario.

No, no se trata de cuestionar el maravilloso trabajo que se hace en esos centros de educación especial.

No, no se trata de forzar, ni de hacérselo pasar mal a nadie.

No, no se trata de juzgar a esos padres y madres que en la actualidad llevan a sus hijos a esos centros de educación especial. En muchos casos es la única opción que tienen por la falta de recursos y cultura inclusiva en la escuela ordinaria.

Es muy necesario aclarar esto porque estas son algunas de las mentiras que todos hemos podido leer, escuchar o ver en los últimos meses. El movimiento por una educación inclusiva no defiende esto.

La verdadera propuesta de educación inclusiva que defienden la mayoría de familias con «hijos excepcionales» es algo muy distinto a lo que se está contando. Este movimiento aboga por una transformación paulatina y coherente. Un proceso en el que ningún niño, ni ninguna familia pierda nada. Así lo cuenta Teresa Peñalver, mamá de Valentina y vicepresidenta de la Asociación española del Síndrome de Williams, que de este tema sabe mucho.

Se trata de construir entre TODOS una escuela para TODOS, donde se respeten los diferentes ritmos y las diferentes necesidades de cada niño. Una escuela donde lo prioritario sea la convivencia y el respeto a la diversidad y a los derechos humanos. Eso sí, para que eso se produzca hay que dotarla con los medios suficientes, porque si no será un fracaso. Para ello es para lo que los grupos políticos deberían pelearse.

No se trata de cerrar sin más los centros de educación especial, se trata de que sigan existiendo hasta que se pueda garantizar una verdadera inclusión de calidad. Los colegios de educación especial hay que ir transformándolos poco a poco, al igual que los colegios ordinarios para garantizar una buena educación inclusiva para todos. Y que los padres de esos niños puedan elegir libremente, sin que nadie les invite a abandonar la escuela ordinaria por falta de recursos o de atención sociosanitaria. Aquí no hay ganadores ni perdedores, con este cambio ganamos todos.

Porque seamos sinceros, igual esta situación os suena. Cuando en algún momento de tu vida te cruzas con alguien con necesidades especiales muchas veces no sabes bien cómo comportarte o cómo actuar. La poca información, el desconocimiento y el miedo y la exclusión de un espacio tan importante como es la escuela nos impide convivir y enriquecernos de la diversidad.

Una educación inclusiva cambiaría todo eso. Si nuestros hijos conviven con ellos aprenderán que todas las personas somos únicas y que todos somos válidos.

Espero haber conseguido poner un poco de luz en este tema tan controvertido. Para mí, la educación inclusiva es necesaria y es un regalo para TODOS. Ojalá algún día la educación inclusiva para TODOS sea una realidad y no un sueño.

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