¿Estamos espiando a nuestros hijos?

Llevo un tiempo pensando si estamos espiando a nuestros hijos. Igual pensaréis que estoy loca o que definitivamente se me ha ido la olla pero os voy a contar por qué he llegado a esa conclusión, qué es lo que me ha hecho pensar en este tema y luego espero vuestra impresiones, ¿vale? ¡Igual me hacéis cambiar de idea!

¡Allá vamos! Desde que mi hija mayor pasó a primaria ya son varias las veces que han salido de excursión con el cole. Han tenido excursiones de día, de esas que van y vuelven sin pasar la noche fuera y también hemos ya hemos tenido dos excursiones algo distintas. En estas dos últimas, a una granja escuela, la novedad con respecto a infantil es que ya han pasado una noche fuera de casa. Mi hija nunca ha tenido problema en este aspecto y desde el primer momento le entusiasmó la idea pero hoy no vengo a hablaros de este tema.

Recuerdo mis excursiones con el cole cuando era peque, las salidas de fin de semana con el grupo de la Iglesia y también me acuerdo de los divertidos campamentos de verano. Esos días sin mi familia y rodeada de mis amigos en los que disfrutaba como una enana. Y de los que los únicos recuerdos gráficos están grabados en mi memoria. Por aquel entonces no había móviles. No era habitual hacernos fotos. Como mucho algún monitor o profesor hacia alguna de grupo que luego nos regalaba para que tuviésemos de recuerdo, pero era algo completamente distinto a lo que sucede ahora. O cuando éramos algo más mayores, que llevábamos nuestra cámara de cartón de usar y tirar ¿Os acordáis? De las que, con muchísima suerte, se salvaban como mucho 8 ó 9 fotos.

Os voy a contar lo que sucedió el último día que mi hija mayor durmió una noche en la granja, sólo una noche. La dejamos en el cole un jueves a las nueve de la mañana y la recogimos, también en el cole, a las cuatro de la tarde al día siguiente. En total 30 horas fuera de casa. En sólo 30 horas recibimos a través del WhatsApp del cole casi 100 fotos resumiendo la jornada. Cuando tan solo llevaban tres o cuatro horas allí, recibimos a través del grupo de whatsapp la primera oleada de fotos.. La primera sensación es de ¡qué bien! Porque no puedes evitar pensar si lo estará pasando bien o que estará haciendo. Sobre todo las primeras veces. Fotos que resumían la subida al autobús, la llegada a la granja y las primeras actividades. Os mentiría si os dijese que no me hizo ilusión ver la cara de felicidad de mi hija en alguna de las fotos. Pero este envío no fue el único, después hubo unos cuantos más.

En total recibimos a través del grupo de whatsapp de la clase más de 100 fotos. Si a las 30 horas que estuvieron sin nosotras le restamos al menos unas ocho horas de sueño. Tocamos a una foto cada aproximadamente 15 minutos. Pensadlo bien, ¿de verdad no os parece una locura?

Está reflexión me ha llevado a pensar firmemente en que estamos espiando a nuestros hijos. Y no me gusta. Tenemos fotos de nuestros hijos subiendo al autobús, fotos de nuestros hijos llegando a la granja, fotos de nuestros hijos jugando, fotos de nuestros hijos en los talleres, fotos de nuestros hijos pintando, fotos de nuestros hijos con los animales, fotos de nuestros hijos comiendo, fotos de nuestros hijos… de verdad, ¿son necesarias todas estas fotos? Fotos, que además no sólo tengo yo si no que también tiene el resto del padres y madres del grupo de WhatsApp, aunque en ese tema de la privacidad mejor hoy no voy a entrar.

He pensado mucho en este tema y, si os soy sincera, yo prefería no recibir todas esas fotos. Cuando su padre y yo tomamos la decisión de dejarla ir a la granja, lo hicimos con todas las consecuencias. Pasar treinta horas sin papá y mamá tiene su punto y nosotros no sentimos la necesidad imperiosa de saber todo lo que está haciendo en cada momento.

Preferimos esperar a que vuelva y sea ella la que nos cuente a su manera todo lo que ha hecho en la granja. Lo mejor, lo peor, lo que ella quiera y decida contar. Y no que los demás decidan por ella. Esa excursión a la granja con sus amigos es toda una experiencia, su experiencia, y también su momento y su espacio que pienso que debemos respetar.

No quiero culpar a nadie. Entiendo que las cosas han cambiado, y mucho, desde que nosotros éramos pequeños y debemos adaptarnos a los cambios. También entiendo que la persona que distribuye las fotos lo hace con la mejor intención pero, de verdad, ¿no os lleva a pensar que en realidad estamos espiando a nuestros hijos? Quizás con un par de fotos de grupo de recuerdo sería más que suficiente y el resto que decidan nuestros hijos si lo quieren contar o no y a quién y de qué forma lo cuentan, ¿no?

Ahora es vuestro turno, ¡contadme! ¿Estamos espiando a nuestros hijos con este tipo de costumbres? ¿Tenéis la misma sensación que yo o pensáis que directamente he perdido la cabeza?

9 Replies to “¿Estamos espiando a nuestros hijos?”

  1. No había leído este post, Nat, pero estoy SUPER de acuerdo contigo y de hecho había expresado algo parecido hace tiempo. Es que es totalmente cierto. No necesito todas esas fotos y me da la sensación de que me entrometo. No podría haberlo definido mejor. Gracias por poner palabras a algo que yo también sentía

    1. ¡Muchas gracias Sara! Me ha costado publicarlo, no te creas, no sé si la rara al final voy a ser yo… 🙂 ¡Aunque contigo ya seríamos dos!

  2. Yo también tengo esa sensación. He tenido la suerte de tener una infancia muy feliz y con mucha libertad. Vivía en un pueblo y recuerdo esos años como los mejores, y veo a mis hijos, tan enclaustrados en la ciudad, coches, miedos a que les hagan algo…. y luego el tema del colegio; me parece tremendo que yo sepa antes que ellos la nota de sus exámenes, sus tareas, si han faltado a alguna clase, justificarlo todo……
    Más diálogo con nuestros hijos, hablar mucho, mucho, que aunque a veces seamos pesados (como yo recuerdo con mi madre), siempre les queda ese poso; soltar riendas, confiar…
    Nos hemos convertido en padres helicóptero, con muchos miedos, y no les dejamos ser ni hacer.

    1. Yo prefiero, cien mil veces, que sean ellas quiénes me cuenten cuando vuelvan. Si las dejo ir es con todas las consecuencias y soy muy consciente de que igual hay cosas que no me cuentan, pero no veo nada malo en ello 🙂

  3. En nuestro cole no mandan fotos por wasap en las excursiones de dormir fuera, solo una por día y de los peques de lejos y de espaldas. Para ver que están bien y ya está.
    Yo que era de las que me iba y ni llamaba me parece perfecto. Sí que ahora hubiera agradecido tener alguna foto más para recordar, pero la verdad es que pensar en que en el momento mis padres hubieran tenido tanto detalle de todo.. no sé…

    1. Yo si tuviera que elegir entre las muchas (demasiadas para mí) de ahora o ninguna, elegiría ninguna de cabeza. ¡Prefiero no saber a saber demasiado!

  4. Yo estoy de acuerdo contigo, con hacer alguna de grupo creo que es suficiente, no veo necesaria tal cantidad de fotos y aunque entiendo q la persona que las hace y las envía lo hace de buena fé considero que también entra dentro de
    las relaciones personales y familiares el que luego vengan nuestros hijos y nos cuenten lo que han hecho o sentido o lo que quieran y no que vengan y ya sepamos toooodo lo que han hecho en cada instante porque ya lo hemos visto, tal y como si hubiésemos estado allí. Un besete guapa!

    1. Claro que lo hacen de buena fé, no veo ninguna mandad en ello, pero creo que hemos perdido el norte. Para mí, no es necesaria tanta información…

  5. Puede que este tipo de excursiones y actividades se hagan para que los niños hagan y disfruten del día sin la mirada de papá y mamá. El problema quizás no sea la cantidad de información que te llega a ti. ¿se comportan igual los niños y niñas si ven que cada poco tiempo le van a hacer una foto? Hay niños (y adultos también) a los que no les gusta que se les haga foto y se les hace. Tampoco sabes qué van a hacer el resto de padres con esas fotos, si las van a reenviar o enseñar a otras personas.

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