Mi bebé no quiere biberón, ¿y ahora qué hago?

Esta podría ser la pregunta del millón, cuando has optado por la lactancia materna, ha llegado la hora de volver al trabajo y tu bebé sólo quiere teta, ¿verdad? Si hay algo que a mí me haya preocupado de mi lactancia materna era esto, ¿qué hago si mi bebé no quiere biberón cuando ya no pueda estar yo?

Lo sé, de nada sirve preocuparse anticipadamente pero cuando esto ya te ha ocurrido con tus otras hijas no puedes evitar el run run. Y por lo que he podido comprobar no soy la única. Somos muchas a las que este tema nos atormenta, porque siempre que lo he compartido en redes sociales me han llegado un montón de mensajes contándome que muchas de vosotras habéis pasado o estáis pasando por la misma situación.

Volver al trabajo, después de la cortísima baja de maternidad que tenemos en España no es fácil. Pero volver sabiendo que tu bebé rechaza el biberón y sólo quiere teta se hace aún más complicado, si cabe. ¿No recomiendan la lactancia materna en exclusiva durante los seis primeros meses? ¿Qué sentido tiene entonces que tengamos que volver al trabajo antes? Este tema da para mucho…

Si algo tenía claro con mi tercera hija, al igual que con las anteriores, era que quería intentar con todas mis fuerzas mantener la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses a pesar de que mi incorporación al trabajo sería un poco antes, conseguí alargar la baja hasta casi los cinco meses y medio. Sabía que no sería fácil, que las horas de sacaleches pesan (¡y tanto que pesan!) y que la angustia y la revolución emocional que supone la separación de tu bebé muchas veces juega malas pasadas pero en ello estamos. Y parece que lo hemos conseguido, aunque hayamos tenido que introducir la fruta un poco antes de lo previsto.

Un par de semanas antes de mi incorporación decidimos probar a darle mi leche en biberón, con la intención de que se fuera acostumbrando y no le pillase por sorpresa. Sin estar yo presente lo intentaron varias veces diferentes personas y con varios modelos dintintos de biberón pero la respuesta fue siempre la misma: no quiere biberón. Y además se cabreaba bastante. El tema me angustiaba, no os voy a engañar, pero a pesar de la preocupación decidí no intentarlo más veces hasta que no volviera a trabajar. Prefería esperar hasta que fuese realmente imprescindible y mientras tanto disfrutar de las tomas al pecho como hasta ahora, qué necesidad de pasarlo mal.

Los días pasaron rápidamente y llegó el momento de volver al trabajo. Los dos primeros días apenas comió, no os voy a engañar. Fueron duros para las dos. Volvimos a probar con varios modelos distintos de biberón pero seguía negándose en rotundo. El ayuno hasta que yo llegaba fue su elección. No lloraba pero esos dos días estuvo algo más seria de lo habitual y eso que ella es muy risueña. Fue entonces cuando su padre, que es quien se quedaba con ella, decidio probar con la jeringuilla y esa idea, a priori, le gustó. Como un pajarito y con la paciencia infinita de papi consiguió que algo comiera en mi ausencia. ¡Al fin comía! Fue un respiro.

Aun así decidimos hablar con nuestra pediatra para conocer su opinión. Ella nos sugirió ir introduciéndole alguna fruta, mezclándola con mi leche y algo de cereales (ya con gluten y con casi nada de azúcar) y probar a dárselo con cuchara. Y así hicimos. A la gordi, que parece que va a ser buena comedora, como sus hermanas, la idea le gustó. Se la tomaba con cuchara y días después mi madre decidió volver a intentarlo con el biberón. Y, al fin lo cogió. Sí, habéis leído bien. Esta papilla al hacerse con leche materna no espesa y la verdad que es mucho más cómodo para todos dársela con biberón que con cuchara. Desde ese día se la toma en biberón, concretamente en el Zero Zero de Suavinex con la tetina de flujo adaptable, con esa tetina sale en función de la fuerza con la que succione. Por el momento es el único que ha aceptado y con ese nos quedamos, para que vamos a seguir probando.

Cada día, en mi ausencia, le hacen la papilla con una fruta distinta para que no tenga siempre el mismo sabor y le encanta. No tenéis más que verla. Y por las tardes, noches y fines de semana seguimos con el pecho a demanda.

A la vez que le hemos metido la fruta en papilla, también hemos probado a darle algún trocito de pera, plátano o melón y, por ahora, no ha dicho a nada que no.

Una vez más la paciencia ha sido la clave. Cuanta paciencia hay que tener siendo madre. Después de muchos intentos ella ha cogido el biberón pero si no lo hubiese cogido la jeringuilla o la cuchara también podría haber sido ser la solución aunque un poco más latosa. Cada caso es un mundo y todo depende de la edad exacta de cada niño pero a nosotros está opción, si no hubiera aceptado finalmente el biberón, nos hubiera servido.

Y ahora, que está a puntito de cumplir los seis meses, empezaremos de lleno con la introducción de la alimentación complementaria. ¡Os iré contando!

Deja un comentario