Por fin, los viernes de piscina tocan a su fin

A principios del curso escolar, decidimos apuntar a las enanas a natación, por eso de que hicieran algo de deporte; por eso de estimular su desarrollo psicomotor; por eso de que disfrutaran y a la vez se familiarizaran con el agua para el veranito; lo típico, vamos. A gordi la apuntamos cuando cumplió un año y nos fue muy bien, por eso nos animamos, y parece que la peque es igual de acuática que su hermana.

 

Fuimos a la pisci y después de preguntar horarios, niveles y precios decidimos apuntarlas los viernes por la tarde para aprovechar que es el día en que normalmente estamos los dos en casa y la logística resulta menos complicada. A pesar de que no coinciden en horario las clases, por lo menos la peque empieza justo cuando termina la gordi, se dan el relevo la una a la otra. Gordi, ya con tres años, va a un grupo de benjamines que chapotean y se lo pasan pipa durante tres cuartos de hora, nada más y nada menos. Tobogán para arriba, tobogán para abajo, ahora nos tiramos de cabeza, luego unos largos con el churro, y terminamos con otros largos ya solo con un corchito en el culete; y otra vez tobogán para arriba y tobogán para abajo. En fin, que yo me canso solo de verla, y ella disfruta un montón pero sale muerta.

Justo cuando sale gordi, entra peque en acción durante media hora, ella en un grupo de matronatación, donde es papi quien la acompaña, así que con la papitis aguditis que tiene, ¡pues encantada! Y yo lo agradezco, sobre todo en invierno porque de pensar solo en ponerme el bañador me da de todo. ¡Con la preparación que todo ello conlleva! Y mientras peque está con papi a remojo, yo lidio con gordi en un vestuario pequeño, muy pequeño y caluroso, muy caluroso, dándome culetazos con una veintena de madres más que están lidiando con sus churumbeles. Con cuidado de que gordi no pise el suelo sin chanclas, no vaya a ser que cojamos hongos; con cuidado de que no se caiga la ropa limpia al suelo, que está completamente encharcado tras el paso de niños y niños empapados; con cuidado de que gordi no coja frío, que una mala corriente nos puede arruinar el fin de semana que tenemos por delante; con cuidado de que gordi no se resbale y se caiga cuando la tengo de pie en el banco para darle la crema…Total, que me tiro más de veinte minutos acicalándola, veinte minutos que se me juntan con la salida de peque del agua. Y otra vez la misma historia. El papi la ducha – menos mal – y entonces empiezo a lidiar con ella en el mismo vestuario pequeño, muy pequeño y caluroso, muy caluroso. Y con los mismos cuidados de que no coja frío, de que no se resbale, de que no pise el suelo… Eso sí, mientras, de reojo, vigilo a gordi, para que no se me escape en un descuido.

Total que cuando acabo de batallar con las dos, ya ha pasado casi una hora. Ellas salen tan monas, limpitas, peinaditas y acicaladitas, y mamá sale echa un esperpento después de casi una hora combatiendo con ellas dentro de un vestuario pequeño, muy pequeño; y caluroso, muy caluroso. Salgo sudada, despeinada, agobiada, cansada…Os podéis imaginar ¿no?
Todo esto sin contar con algún viernes que papi por h o por b no puede acompañarnos. Entonces me toca a mí meterme a remojo con peque – que como últimamente tiene papitis aguditis para esto de bañarse – se descontrola con solo meter un pie en el agua y me martiriza durante la media hora de clase agarrada a mi cuello, cual bestia enloquecida y descontrolada. Mejor no entro en detalles. Estos días, menos mal que son pocos, cuento con la inestimable ayuda de una muy buena amiga, o de mi madre o de mis cuñadas para ayudarme en la logística de acicalamiento dentro del vestuario pequeño, muy pequeño y caluroso, muy caluroso. ¡Gracias a todas!
Hoy tenemos nuestra penúltima tarde de piscina.¡Por fin! Pensé que nunca se acabaría el curso. Y por fin me despediré de estas tardes de viernes, durante por los menos unos meses. Aunque si por fin el calor decide venir a quedarse, comenzaremos con la temporada de piscina veraniega comunitaria, que seguro que también dará para más de un post anecdótico como este.
¡Feliz viernes!

 

6 Replies to “Por fin, los viernes de piscina tocan a su fin”

  1. Mis viernes tb son de pisci. Papi es el q se mete con la princesita en la pisci (da gusto verpis como disfrutan) mientras yo me quedo viendolos con el peque de la casa de 3 meses, al año q viene tb ira a nadar o por lo menos intentarlo. Me encanta tu blog y lo seguiré siempre. Una amiga q te quiere.

  2. Hoy por lo menos la peque, que se ha bañado conmigo, se ha portado bien y no ha enloquecido. Muchas gracias amiga, me alegra mucho saber que te gusta. Un besote!

  3. hola!, te he dejado un detallito por mi blog, te pasas a recogerlo??

  4. Esta noche me paso. Gracias y feliz semana!

  5. Que lindo!!! Yo quiero mandar a Muri a matronatación porque ama el agua y es berrinche tras berrinche cuando la bañamos y queremos sacarla de la bañera jajajaja

    Un abrazo y adisfrutar del veranito en la pile comunitaria!

  6. Disfrutan un montón. Las mías ya están disfrutando a tope de la pisci de verano de la urbanización. Con el calor hemos cambiado el parque por la pisci, les encanta! Terminan agotadas y luego duermen de maravilla!

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