El primer trimestre del embarazo nunca ha sido facil para mí. El primero porque, por desgracia, finalizó antes de lo previsto y los siguientes porque, debido a esa primera experiencia, siempre han estado cargados de mucho miedo y dudas. Algo irremediable para mí y muy difícil de controlar, por mucho que lo haya intentado. Seguro que a más de una os resulta familiar esta sensación, ¿verdad?
Quizás a estas alturas, en mi tercer (cuarto) embarazo esto debería estar superado pero os aseguro que no lo está (difícilmente se supera y se olvida algo así) y estos miedos lo único que hacen es ralentizar el tiempo y tenerte permanentemente con los dedos cruzados, observándote y escuchándote las 24 horas del día. Por esta razón el primer trimestre de este embarazo ha sido eterno, como los anteriores.
Además de los síntomas incómodos de un embarazo que seguro ya todas conocéis de sobra: cansancio, mareos, tensión baja, náuseas, mal cuerpo, dolor abdominal… alrededor de la semana 9 comencé a manchar. Os podéis imaginar mi alarma cuando me percaté de ello. Se supone que manchar en un embarazo no es normal por muy habitual que sea, porque luego te enteras de que le pasa a mucha más gente de la que imaginas. Aunque eso tampoco es consuelo…
Con ese episodio los fantasmas del pasado vinieron a visitarme de nuevo con fuerza. Malos recuerdos y un susto muy grande que, por suerte, se quedó en susto. En urgencias me dijeron que el sangrado se debía a la existencia de un hematoma en el utero producido durante la implantación, algo que al parecer pasa con frecuencia. De hecho con mi segunda hija también lo tuve pero en aquella ocasión se reabsorbió solo y nunca pasé por el desagradable trago de manchar durante el embarazo.
El ginecólogo me mandó reposo, tranquilidad y relax. Lo primero con dos hijas es complicado pero, por suerte, coincidió con un periodo de vacaciones de mi marido lo que me permitió hacer reposo de verdad. Lo de la tranquilidad y el relax ya ha sido otro cantar. Durante las tres semanas que estuve de baja mi cabeza no paró de dar vueltas, ansiosa porque pasaran los días, las horas y los minutos, superando así el periodo de baja recomendado y completando así el primer trimestre del embarazo.
La ilusión de la noticia y las ganas de compartirla con tus seres queridos y amigos se nubló con el miedo de que algo no fuera como debería y de que finalmente no lograra superar el primer trimestre. Me encontraba cansada y sin apenas fuerzas y el tiempo pasó lento, muy lento, pero cuando fuimos a la revisión y me hicieron la ecografía de las 12 semanas todo estaba en orden. Y, lo más importante, ya no había ni rastro del dichoso hematoma. Comenzaba una nueva etapa.
Ahora ya, superado el primer trimestre del embarazo, respiro un poco más tranquila. Me encuentro realmente mejor. Los mareos, las náuseas y el mal cuerpo han desaparecido por completo. Me siento con fuerzas y energía para afrontar cada día y eso cambia mucho las cosas. ¡Vaya si las cambia! Y aunque los miedos aún acechan, intento mantenerlos a raya, disfrutando de la evolución de este embarazo cada día, compartiendo un montón de momentos maravillosos con mis niñas y confiando en que nuestros bebé crece y se está desarrollando de maravilla.
¿Qué me deparará el segundo trimestre? Os seguiré contando 🙂
Hola me siento muy identificada cin lo que cuentas, yo estoy en la,semana 10, y estoy deseandito que llegue la 12, el año pasado tuve un aborto espontáneo en la semana 9 y estoy muerta de miedo, soy madre de dos niños.
[…] ha sido más tranquilo y sosegado que el primero. Y esa tranquilidad se agradece después del susto inicial cuando comence a manchar en el primer trimestre por culpa de un hematoma en el útero. Atrás […]